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Buscando a los superviviente.(Libre)
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Buscando a los superviviente.(Libre)
Vagaba por el mundo muggle, sólo, sin nadie que me acompañase, escondiéndome entre la masa de gente y pasando desapercibido por medio de una capucha negra que lograba esconder y sombrear mi rostro. Habían pasado unos meses desde aquella dura batalla en la que se saldó con una derrota hacia nosotros y con una trágica noticia... El señor oscuro había fallecido a manos del estúpido inepto de Potter, demasiadas bajas para nuestro bando. ¿Dónde se habían metido todos? En aquella batalla no todos murieron, algunos como yo pudieron escapar sano y salvo, ¿una impertinencia o falta de respeto dejar al señor oscuro sólo ante la muerte? No lo creo, su muerte servirá para que los demás piensen que se a disuelto nuestra organización pero no es así, haré todo lo posible para juntar a los supervivientes.
Actualmente me encontraba en Rusia, ciudad bastante fría, viviendo sobre las nevadas montañas en una pequeña casa abandonada. Abrí el armario y metí la mano en él sacando mi varita de entre la ropa, estaba bien guardada y envuelta, no quería que nadie descubriera quien era, eso sí a decir verdad llevaba bastante tiempo sin usar la magia e iba a necesitar un poco de práctica. Me coloqué un abrigo y unos pantalones vaqueros acompañados por unas zapatillas y salí de casa. Los copos de nieve caían sobre mi cabeza con mucha intensidad y mi pelo rubio se blanqueaba cada vez más como si tuviese canas. Saqué la varita de mi bolsillo y la apreté con fuerza, mis venas comenzaron a tensarse y mi mandíbula a desencajarse. - Avada Kedavra!!! - exclamé mientras contenía la respiración, un rayo de luz verde salió disparado impactando con algo, escuché el gruñido de un animal, me acerqué lentamente hacia mi objetivo, golpeándole con mi pierna intentando ver lo que era ya que la nieve lo había cubierto en poco tiempo, mi víctima había sido un lobo ártico, interesante...
Sostuve mi varita en la mano y mi cuerpo comenzaba a desintegrarse lentamente formando una estela de polvo negro, solté varias sonrisas irónicas antes de desintegrarme, parece que había conseguido volver a enfocarme en la oscuridad como en antaño. ¿Cuál era mi objetivo? El bosque prohibido. Seguramente allí habrá criaturas oscuras todavía o algún que otro que pase desapercibido por allí o vaya en sus tiempos libres a buscar algo o alguien. De repente aparecí allí y comencé a mirar mis manos y pies, había llegado entero. Comencé a sortear árboles rápidamente y adentrándome en lo más profundo del bosque, había perdido el camino principal así que eso ya era buena seña, eso sí no sabía ni donde me encontraba yo, todo había cambiado por aquí, no se veían muchos centauros corretear por este bosque o aquella sangre de unicornio pegada en el tronco de los árboles, una de las típicas marcas del señor oscuro antes de cazar y tomar su bebida favorita.
Actualmente me encontraba en Rusia, ciudad bastante fría, viviendo sobre las nevadas montañas en una pequeña casa abandonada. Abrí el armario y metí la mano en él sacando mi varita de entre la ropa, estaba bien guardada y envuelta, no quería que nadie descubriera quien era, eso sí a decir verdad llevaba bastante tiempo sin usar la magia e iba a necesitar un poco de práctica. Me coloqué un abrigo y unos pantalones vaqueros acompañados por unas zapatillas y salí de casa. Los copos de nieve caían sobre mi cabeza con mucha intensidad y mi pelo rubio se blanqueaba cada vez más como si tuviese canas. Saqué la varita de mi bolsillo y la apreté con fuerza, mis venas comenzaron a tensarse y mi mandíbula a desencajarse. - Avada Kedavra!!! - exclamé mientras contenía la respiración, un rayo de luz verde salió disparado impactando con algo, escuché el gruñido de un animal, me acerqué lentamente hacia mi objetivo, golpeándole con mi pierna intentando ver lo que era ya que la nieve lo había cubierto en poco tiempo, mi víctima había sido un lobo ártico, interesante...
Sostuve mi varita en la mano y mi cuerpo comenzaba a desintegrarse lentamente formando una estela de polvo negro, solté varias sonrisas irónicas antes de desintegrarme, parece que había conseguido volver a enfocarme en la oscuridad como en antaño. ¿Cuál era mi objetivo? El bosque prohibido. Seguramente allí habrá criaturas oscuras todavía o algún que otro que pase desapercibido por allí o vaya en sus tiempos libres a buscar algo o alguien. De repente aparecí allí y comencé a mirar mis manos y pies, había llegado entero. Comencé a sortear árboles rápidamente y adentrándome en lo más profundo del bosque, había perdido el camino principal así que eso ya era buena seña, eso sí no sabía ni donde me encontraba yo, todo había cambiado por aquí, no se veían muchos centauros corretear por este bosque o aquella sangre de unicornio pegada en el tronco de los árboles, una de las típicas marcas del señor oscuro antes de cazar y tomar su bebida favorita.
Invitado- Invitado
Re: Buscando a los superviviente.(Libre)
Se miró en el espejo varias veces y recolocó su pelo en una larga trenza hacia el lado derecho de su cabeza. ¡Perfecto! Divertida, la pequeña Fly bajó las escaleras desde su dormitorio hasta la Sala Común de Slytherin. Tan solo era octubre, pero la chimenea de su sala común ya estaba encendida. Las llamas brotaban y daban a las mazmorras cierto aire acogedor, y el rojo contrastaba notablemente con los tonos plateados y verdes que inundaban cada rincón de la Sala Común de las serpientes.
Con un holgado vestido negro de tirantes conjuntado con unas medias blancas con lunares a juego con su vestido, la pequeña se dejó ver por la Sala Común. Salud´p con la mano alegremente a algunos de sus compañeros que siguen a estas horas frente al fuego, hablando, leyendo, o simplemente pasando un buen rato. Con unas botas para no mojarse con los charcos y la túnica de Slytherin sobre su regazo, finalmente abrió la puerta de las mazmorras y llegó al pasillo principal, donde sólo los fantasmas merodeaban a aquellas horas. ¿Qué pasaría si la descubrían a deshoras fuera de su dormitorio cuando el curso no había hecho nada más que empezar? No le importaba demasiado, siempre le había gustado el riesgo, y divertirse. ¿Por qué debería cambiar aquello ahora? La niña bajó las escaleras de piedra del Castillo y se aproximó al Bosque Prohibido en busca de alguna criatura que ver. Sabía que existían cientos de criaturas fascinantes en Hogwarts y aún no había visto prácticamente ninguna.
Extendió los brazos como si pasara por una cuerda floja y paseó por la oscuridad del bosque imaginando su propio juego. Se movía con torpeza como si pasar por aquella cuerda que ella misma había inventado fuera muy complicado. Miraba a su alrededor al tiempo que caminaba, y una sombra despertó su interés. Siguió con la mirada a aquella sombra ilusionada por creer haber visto algún tipo de criatura mágica, pero su rostro se ensombreció al ver que era un simple humano. - ¿Y tú qué haces aquí? – Preguntó la niña al tiempo que cerraba su túnica para no pasar demasiado frío. – Tú no eres una criatura mágica… Aunque seas tan feo como un troll. – Añadió mirando con curiosidad a aquel desconocido.
Con un holgado vestido negro de tirantes conjuntado con unas medias blancas con lunares a juego con su vestido, la pequeña se dejó ver por la Sala Común. Salud´p con la mano alegremente a algunos de sus compañeros que siguen a estas horas frente al fuego, hablando, leyendo, o simplemente pasando un buen rato. Con unas botas para no mojarse con los charcos y la túnica de Slytherin sobre su regazo, finalmente abrió la puerta de las mazmorras y llegó al pasillo principal, donde sólo los fantasmas merodeaban a aquellas horas. ¿Qué pasaría si la descubrían a deshoras fuera de su dormitorio cuando el curso no había hecho nada más que empezar? No le importaba demasiado, siempre le había gustado el riesgo, y divertirse. ¿Por qué debería cambiar aquello ahora? La niña bajó las escaleras de piedra del Castillo y se aproximó al Bosque Prohibido en busca de alguna criatura que ver. Sabía que existían cientos de criaturas fascinantes en Hogwarts y aún no había visto prácticamente ninguna.
Extendió los brazos como si pasara por una cuerda floja y paseó por la oscuridad del bosque imaginando su propio juego. Se movía con torpeza como si pasar por aquella cuerda que ella misma había inventado fuera muy complicado. Miraba a su alrededor al tiempo que caminaba, y una sombra despertó su interés. Siguió con la mirada a aquella sombra ilusionada por creer haber visto algún tipo de criatura mágica, pero su rostro se ensombreció al ver que era un simple humano. - ¿Y tú qué haces aquí? – Preguntó la niña al tiempo que cerraba su túnica para no pasar demasiado frío. – Tú no eres una criatura mágica… Aunque seas tan feo como un troll. – Añadió mirando con curiosidad a aquel desconocido.
Invitado- Invitado
Re: Buscando a los superviviente.(Libre)
Todo estaba demasiado tranquilo, no se escuchaba nada por aquel lugar, echaba en falta aquel aullido de los lobos o el gruñido de algunos cuervos, que eran espías del señor oscuro y nos ayudaban en nuestra caza que llevábamos a diario. Repentinamente desapareció esa tranquilidad que albergaba aquel lugar y comencé a escuchar unos ruidos y unos pequeños pasos que cada vez hacían más eco sobre mi cabeza, no tardé mucho en llevar la mano a mi bolsillo y juntarla con mi varita, creo que la iba a necesitar. Una voz dulce y celestial resonó sobre mi cerebro, giré lentamente sobre mis pasos intentando apreciar el rostro de aquella voz femenina que se encontraba en aquel lugar, ¿qué hacía una renacuaja a estas horas por aquí? Pobres profesores incompetentes ya les engañan hasta los más pequeños.
- Buenas noches pequeña, ¿qué haces fuera del castillo a estas horas? - puse una dulce voz, una voz que para mí era difícil de poner pero no quería alterarme de forma tan temprana sino mi plan de encontrar a los oscuros que quedaban se iría al traste. No tardé en contestar a aquella fácil pregunta que me propuso, no sería muy difícil engañar a aquella cría, no obstante, antes de hablar con ella tapé de nuevo mi cabeza y rostro con la capucha. - Bueno, ya sabes me gusta pasear por aquí, últimamente esto se encuentra demasiado tranquilo, aunque si te digo la verdad estoy aquí para entrenarme un poco, ahora que soy el nuevo vigilante del ministerio debo enfrentarme a cualquier cosa. - encogí mis hombros perdiendo mi mirada en aquel suelo y que no observara el odio y el fuego que salían de mis ojos, en otros tiempos habría acabado con ella y le habría dejado a la intemperie para que los lobos cenaran su carne.
Me quedé pensativo tras aquellas últimas palabras que había añadido, ¿troll?¿Esa era la poca inteligencia que presentaba aquella niña? Pobres niños dónde no se puede plantar sacan un árbol de una semilla en poco tiempo, ilusos. No obstante sonreí durante unos segundos y solté varias carcajadas intentando ser amable con la niña y ganarme su confianza para no llamar su atención. - Claro que sí no soy una criatura mágica, eres muy lista hay que admitirlo. - gesticulé con las manos llevándolas a mi pecho.
- Buenas noches pequeña, ¿qué haces fuera del castillo a estas horas? - puse una dulce voz, una voz que para mí era difícil de poner pero no quería alterarme de forma tan temprana sino mi plan de encontrar a los oscuros que quedaban se iría al traste. No tardé en contestar a aquella fácil pregunta que me propuso, no sería muy difícil engañar a aquella cría, no obstante, antes de hablar con ella tapé de nuevo mi cabeza y rostro con la capucha. - Bueno, ya sabes me gusta pasear por aquí, últimamente esto se encuentra demasiado tranquilo, aunque si te digo la verdad estoy aquí para entrenarme un poco, ahora que soy el nuevo vigilante del ministerio debo enfrentarme a cualquier cosa. - encogí mis hombros perdiendo mi mirada en aquel suelo y que no observara el odio y el fuego que salían de mis ojos, en otros tiempos habría acabado con ella y le habría dejado a la intemperie para que los lobos cenaran su carne.
Me quedé pensativo tras aquellas últimas palabras que había añadido, ¿troll?¿Esa era la poca inteligencia que presentaba aquella niña? Pobres niños dónde no se puede plantar sacan un árbol de una semilla en poco tiempo, ilusos. No obstante sonreí durante unos segundos y solté varias carcajadas intentando ser amable con la niña y ganarme su confianza para no llamar su atención. - Claro que sí no soy una criatura mágica, eres muy lista hay que admitirlo. - gesticulé con las manos llevándolas a mi pecho.
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Re: Buscando a los superviviente.(Libre)
La pequeña tenía curiosidad por saber qué hacía un desconocido como aquel en los lindes del Castillo. No era un profesor, ni era el guardabosques, ni un elfo doméstico que trabara en las Cocinas de Hogwarts. Fly no sabía quien era aquel desconocido que se escondía tras una oscura capucha impidiendo que la pequeña observara su rostro. ¿Acaso había acertado en que era tan feo como un troll y por eso se tapaba? Tampoco era algo que le importaba demasiado, prefería no ver el rostro más horroroso habido y por haber para no tener pesadillas con él. – Oh, el nuevo vigilante del ministerio. – Dijo la niña al tiempo que se sentaba sobre un tronco caído. Aquel árbol parecía llevar siglos en el suelo del Bosque Prohibido, puesto que una espesa vegetación tapaba sus robustas ramas. Cogió un pequeño palo y comenzó a dibujar en la tierra que se encontraba enfrente. Dibujó varios círculos y seguidamente comenzó a hacer un bucle tras otro. Sin levantar la vista, siguió hablando con aquel desconocido. - ¿Yo? – Preguntó la niña sin esperar respuesta alguna. Sabía que hablaba con ella, sino, ¿Con quién lo haría? – Yo estoy en busca de sirenas de tierra. Son como las sirenas de agua normales, ¿Sabes? – La niña seguía haciendo pequeños círculos uno tras otro en la tierra. – Con sus cuerpos llenos de escamas. Sólo tienen una diferencia con las sirenas de agua. – Levantó la vista y le dedicó una mirada al desconocido. – Que las sirenas de tierra no existen, como el nuevo vigilante del ministerio. – La pequeña ladeó la cabeza y una sonrisa se dibujó en su rostro. - ¿Sabes? Que sea pequeña no quiere decir que sea estúpida. – Bajó de nuevo la mirada y siguió pintorrejeando en el suelo. No le importaba lo más mínimo saber quien era aquel desconocido, pero no toleraba que le mintieran.
Aquel hombre parecía haberse tomado a broma su comentario sobre el troll. Aunque la pequeña no había visto el rostro al desconocido, sabía que sólo las personas que tienen algo que ocultar, no muestran su rostro. – Y si no eres un troll, ¿Por qué te tapas? – Preguntó la niña tirando el pequeño palo con el que dibujaba a un lado. La tierra donde dibujaba estaba recubierta de círculos y no podía hacer más ahí, por lo que se levantó y se sentó unos metros más a la derecha, pero sin variar de tronco. Cogió otro pequeño palo, y repitió el proceso de dibujar en el suelo. – Tú no eres muy listo, que digamos. Por eso pueden confundirte con un troll, aunque tú sabes hablar, es un punto a tu favor. – La niña vuelve a dedicarle una sonrisa al desconocido antes de bajar de nuevo la vista al suelo para pintar. – Con tan poca luz no veo lo que hago. – La niña enfadada, y sin darle importancia a que está con un desconocido que podría resultar peligroso, lanza el palo lo más lejos que puede y se cruza de brazos.
Aquel hombre parecía haberse tomado a broma su comentario sobre el troll. Aunque la pequeña no había visto el rostro al desconocido, sabía que sólo las personas que tienen algo que ocultar, no muestran su rostro. – Y si no eres un troll, ¿Por qué te tapas? – Preguntó la niña tirando el pequeño palo con el que dibujaba a un lado. La tierra donde dibujaba estaba recubierta de círculos y no podía hacer más ahí, por lo que se levantó y se sentó unos metros más a la derecha, pero sin variar de tronco. Cogió otro pequeño palo, y repitió el proceso de dibujar en el suelo. – Tú no eres muy listo, que digamos. Por eso pueden confundirte con un troll, aunque tú sabes hablar, es un punto a tu favor. – La niña vuelve a dedicarle una sonrisa al desconocido antes de bajar de nuevo la vista al suelo para pintar. – Con tan poca luz no veo lo que hago. – La niña enfadada, y sin darle importancia a que está con un desconocido que podría resultar peligroso, lanza el palo lo más lejos que puede y se cruza de brazos.
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Re: Buscando a los superviviente.(Libre)
Quizás debería haberme callado lo último, lo de que me encontraba trabajando en el Ministerio de vigilante, ¿qué pasaría si sus padres o algún conocido de ella se enteraba de que había estado allí? Me quedé pensativo durante unos segundos, ahora que lo pensaba era imposible que dijera algo de aquello ya que ella se encontraba en el Bosque prohibido a aquellas horas de la noche y por lo que parecía no tenía la edad adecuada o el consentimiento de alguien para estar allí. La niña se sentó sobre el tronco de un árbol dibujando múltiples círculos uno tras otro, ¿qué significaba aquello?¿Eso era lo que estaban enseñando en el colegio últimamente?
Me puse de cuclillas y comencé a tocar el terreno del bosque intentando encontrar alguna pisada o alguna pista que me llevara a alguien, eso sí antes me tenía que deshacer de aquella niña como fuera, sería muy fácil desintegrarme pero correría la voz de que los mortífagos habían vuelto. Escuchaba algunas de sus palabras sin hacerle mucho caso, seguidamente me levanté del suelo y toqué el tronco de un árbol que se encontraba a su vez bastante deteriorado. - ¿Sirenas de tierra? Pequeña dile al que te cuente las historias que te cuente algo más real. - sonreí irónicamente apoyando mi espalda al tronco y dejando ver una pequeña parte de mi rostro por la luz de la luna mientras la otra parte era totalmente oscura. - Piensa lo que quieras, maldita inepta, si corriesen otros tiempos ya... - perdí el control de la situación, eso sí logré pararme a tiempo y no alarmar a la niña.
- No me gusta que me vean la cara, demasiada belleza al descubierto presenciarías, no quiero que sueñes todos los días conmigo. - una sonrisa malvada salió de mi boca, la niña se cambió de sitio tomando de nuevo un palo y volviendo a hacer círculos. - ¿Qué significan esos círculos?¿Por qué haces tantos? - pregunté detenidamente, la duda de aquello me iba a perseguir durante todas las noches y no iba a poder dormir, nótese la ironía.
Me puse de cuclillas y comencé a tocar el terreno del bosque intentando encontrar alguna pisada o alguna pista que me llevara a alguien, eso sí antes me tenía que deshacer de aquella niña como fuera, sería muy fácil desintegrarme pero correría la voz de que los mortífagos habían vuelto. Escuchaba algunas de sus palabras sin hacerle mucho caso, seguidamente me levanté del suelo y toqué el tronco de un árbol que se encontraba a su vez bastante deteriorado. - ¿Sirenas de tierra? Pequeña dile al que te cuente las historias que te cuente algo más real. - sonreí irónicamente apoyando mi espalda al tronco y dejando ver una pequeña parte de mi rostro por la luz de la luna mientras la otra parte era totalmente oscura. - Piensa lo que quieras, maldita inepta, si corriesen otros tiempos ya... - perdí el control de la situación, eso sí logré pararme a tiempo y no alarmar a la niña.
- No me gusta que me vean la cara, demasiada belleza al descubierto presenciarías, no quiero que sueñes todos los días conmigo. - una sonrisa malvada salió de mi boca, la niña se cambió de sitio tomando de nuevo un palo y volviendo a hacer círculos. - ¿Qué significan esos círculos?¿Por qué haces tantos? - pregunté detenidamente, la duda de aquello me iba a perseguir durante todas las noches y no iba a poder dormir, nótese la ironía.
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Re: Buscando a los superviviente.(Libre)
La pequeña niña estaba tan absorta en hacer círculos y bucles con aquel palo en la tierra, que no se percató de lo que hacía su acompañante. Fly, como toda niña de doce años, solía vivir en su propio mundo; solía desconectar de todo lo que le rodeaba y centrarse en tonterías sin importancia que para ella eran realmente preocupantes. Como en aquel momento, lo único que pasaba por la cabeza de la niña era que no tenía luz suficiente para ver los círculos que hacía. Sí, círculos y demás figuras sin importancia.
El desconocido no tardó en reaccionar ante las palabras de la pequeña. Cualquiera que conociera a Fly, sabía que la pequeña siempre tenía un comentario con el que saltar para tornar la conversación a su favor, pero en este caso, el desconocido lo sabía. Muchos pensaban que era una niña graciosa. Realmente no lo era. Fly no era una niña graciosa, aquellas cosas las decía porque las pensaba realmente. No era graciosa, era cruel. - ¿Los tiempos corren? – Preguntó la niña sacando de contexto totalmente el comentario de su enfadado acompañante. – Yo prefiero volar en escoba que correr. – Añadió la niña dedicándole una dulce sonrisa. Fly no le daba importancia a que un desconocido, en mitad de la noche, acabara de insultarla y comenzar una amenazarla. ¿Qué iba a hacer? ¿Matarla? Tampoco era algo que le importara. Prefería seguir dibujando en el suelo que irse del Bosque Prohibido porque el hombre feo estuviera enfadado.
Ella no estaba en nada de acuerdo con que ese hombre fuera bello. Podría tener vello, pero no ser bello. A lo mejor le había caído una de las pociones del Castillo en la cara y por eso se ocultaba. –Lo que tú digas, hombre feo. – La pequeña se encogió de hombros y apoyó sendas manos en el tronco donde estaba sentada. – Son invocaciones satánicas. En un par de días estarás muerto. – Contestó la niña sin cambiar en absoluto su rostro. – Sufrirás mucho. Una terrible pérdida para la humanidad. – La niña, como bien sabía hacer, mutó el color de uno de sus ojos al rojo, aunque sinceramente, dudaba que con la oscuridad se viera aquello. – Bueno, no es terrible, no creo que nadie te eche de menos… - Añadió al tiempo que forzaba el otro ojo para que pasara a ser rojo. Enfadada al no ser capaz de conseguirlo, dejó el tono frío y se levantó. - ¡Esto no vale! ¡Cámbiate de color, maldito! – Dio un fuerte pisotón en el suelo y volvió a sentarse. - ¿Te gusta el chocolate? – Preguntó la niña totalmente sin venir a cuento con una amplia sonrisa en el rostro.
El desconocido no tardó en reaccionar ante las palabras de la pequeña. Cualquiera que conociera a Fly, sabía que la pequeña siempre tenía un comentario con el que saltar para tornar la conversación a su favor, pero en este caso, el desconocido lo sabía. Muchos pensaban que era una niña graciosa. Realmente no lo era. Fly no era una niña graciosa, aquellas cosas las decía porque las pensaba realmente. No era graciosa, era cruel. - ¿Los tiempos corren? – Preguntó la niña sacando de contexto totalmente el comentario de su enfadado acompañante. – Yo prefiero volar en escoba que correr. – Añadió la niña dedicándole una dulce sonrisa. Fly no le daba importancia a que un desconocido, en mitad de la noche, acabara de insultarla y comenzar una amenazarla. ¿Qué iba a hacer? ¿Matarla? Tampoco era algo que le importara. Prefería seguir dibujando en el suelo que irse del Bosque Prohibido porque el hombre feo estuviera enfadado.
Ella no estaba en nada de acuerdo con que ese hombre fuera bello. Podría tener vello, pero no ser bello. A lo mejor le había caído una de las pociones del Castillo en la cara y por eso se ocultaba. –Lo que tú digas, hombre feo. – La pequeña se encogió de hombros y apoyó sendas manos en el tronco donde estaba sentada. – Son invocaciones satánicas. En un par de días estarás muerto. – Contestó la niña sin cambiar en absoluto su rostro. – Sufrirás mucho. Una terrible pérdida para la humanidad. – La niña, como bien sabía hacer, mutó el color de uno de sus ojos al rojo, aunque sinceramente, dudaba que con la oscuridad se viera aquello. – Bueno, no es terrible, no creo que nadie te eche de menos… - Añadió al tiempo que forzaba el otro ojo para que pasara a ser rojo. Enfadada al no ser capaz de conseguirlo, dejó el tono frío y se levantó. - ¡Esto no vale! ¡Cámbiate de color, maldito! – Dio un fuerte pisotón en el suelo y volvió a sentarse. - ¿Te gusta el chocolate? – Preguntó la niña totalmente sin venir a cuento con una amplia sonrisa en el rostro.
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Re: Buscando a los superviviente.(Libre)
No podía pensar con total claridad, con aquella niña dándome la tabarra y sacando de contexto todo lo que decía, palabra por palabra y con sus pensamientos en el mundo yupi, ¿cómo podía tener tanta imaginación? O lo mismo es que simplemente se estaba burlando de mí, algo que me volvía de los nervios, intentaba poner cabeza fría y la mente en su sitio para que no se notara la alteración que llevaba dentro de mí. - Sí, sí el tiempo corre, ¿no lo sabías? - intenté liar a la pequeña niña para que pensase un poco a ver si era tan lista y descubría que estaba siendo sarcástico con ella. - A mi también me gusta volar es más fui varios años jugador de Quidditch, ahora estoy demasiado viejo para ello. - dije mientras daba pasos sobre mi alrededor intentaba buscar una pista, aunque fuera mínima de que alguien estuviese vivo.
- ¿Hombre feo? - me quedé pensativo durante unos segundos. -¿Que tal sí...? - me quité la capucha dejando mi rostro al descubierto, un rostro perfecto al que la luna se dió cuenta y no tardó en alumbrarme como si me tratase de una estrella de cine pasando por una gran alfombra roja. ¿Invocaciones satánicas?¿Con quién se creía que se estaba topando aquella niña, pobre de ella no sabía con quién estaba jugando, ¿había en el mundo algo o alguien más oscuro que yo? Yo sería el descendiente próximo del gran señor tenebroso.
- No juegues con esa magia querida, podría lastimarte. - dije amablemente viendo el espectáculo infantil que daba, digno de un parque infantil sin duda.- Sí, claro que me gusta el chocolate, ¿tienes? - pregunté metiendo las manos en mis bolsillos, no sé a que venía aquella pregunta aunque en aquel lugar no iba a encontrar chocolate y en caso de que lo sacase ella, ¿iba a comerlo? Aquella niña tenía pinta de ser lista aunque sus palabrería le condenase y pareciese un poco tonta, ya había pasado por esa actitud amable por fuera y cruel por dentro con alguien cercano a mi familia.
- ¿Hombre feo? - me quedé pensativo durante unos segundos. -¿Que tal sí...? - me quité la capucha dejando mi rostro al descubierto, un rostro perfecto al que la luna se dió cuenta y no tardó en alumbrarme como si me tratase de una estrella de cine pasando por una gran alfombra roja. ¿Invocaciones satánicas?¿Con quién se creía que se estaba topando aquella niña, pobre de ella no sabía con quién estaba jugando, ¿había en el mundo algo o alguien más oscuro que yo? Yo sería el descendiente próximo del gran señor tenebroso.
- No juegues con esa magia querida, podría lastimarte. - dije amablemente viendo el espectáculo infantil que daba, digno de un parque infantil sin duda.- Sí, claro que me gusta el chocolate, ¿tienes? - pregunté metiendo las manos en mis bolsillos, no sé a que venía aquella pregunta aunque en aquel lugar no iba a encontrar chocolate y en caso de que lo sacase ella, ¿iba a comerlo? Aquella niña tenía pinta de ser lista aunque sus palabrería le condenase y pareciese un poco tonta, ya había pasado por esa actitud amable por fuera y cruel por dentro con alguien cercano a mi familia.
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Re: Buscando a los superviviente.(Libre)
La niña optó por ignorar los comentarios de aquel hombre feo que pretendía ser gracioso. O quizá amable con ella. O… Fly no sabía que pensar de aquel hombre, cada vez se comportaba de una manera distinta. Era más raro que una acromántula verde. Aunque si a una acromántula le tiras encima un cubo de pintura verde no es tan raro que adquiera ese color, ¿No? La pequeña no tenía interés alguno en aquel hombre que estaba frente a ella. – ¿Pero tú eres capaz de usar una escoba para algo que no sea barrer? – Preguntó la niña con fingida curiosidad. Realmente no le importaba lo más mínimo si aquel hombre sabía montar en escoba como si era el elfo doméstico personal e intransferible del nuevo Ministro de Magia y se dedicaba a barrer la basura bajo las alfombras del Ministerio. – ¿Jugabas al Quidditch? ¿En qué posición? – A Fly le encantaba volar y adoraba el Quidditch, por lo que siempre tenía preguntas que hacer sobre aquel tema. - ¿Y te dieron con una bludger en la cabeza y por eso te cuesta tanto decir frases coherentes? – Añadió la niña ladeando levente su pequeña cabeza sobre su hombro, haciendo que su larga y lisa melena se dejara caer en cascada.
Fly observó con curiosidad lo que hacía aquel hombre feo. Cuando se quitó la capucha, Fly vio que estaba en lo cierto: era un hombre feo. Bueno, más que feo. Pero aquello fue lo que menos sorprendió a la pequeña Fly. Ambas cejas se alzaron en su rostro, y sus labios quedaron apretados. ¿Por qué? La pequeña no tardó mucho en mostrarlo. Segundos después la pequeña había roto a reír a carcajadas. No podía soportar aquello. Había sido humillante. La expresión del rostro de aquel desconocido mostraba el ego que guardaba en su interior. La pequeña contuvo la respiración intentando frenar su risa. Pero le resultó imposible. - ¿Qué… - No podía. Volvió a recobrar el aliento. Frenó su risa y miró hacia otro lado intentando no volver a reír. - ¿Qué te pasa en la cara? ¿Necesitas ir al baño? – La niña no pudo soportarlo y volvió a reírse de aquel desconocido. Menos mal que Hogwarts era un lugar seguro y que el sin nariz había desaparecido, que si no, podría resultar incluso peligroso burlarse de las malformaciones ajenas. Aunque eso era algo que no entraba en la cabeza de una niña de doce años. ¿Preocuparse? ¿Para qué?
Los juegos con círculos y palos quedaron atrás cuando la pequeña desistió al no ver lo que pintaba. ¿Por qué habría tan poca luz de noche? ¿No podría tener la luna un farolillo y alumbrar un poco más?
-Si tuviera, no te daría. – Comentó la niña encogiéndose de hombros. - ¿Y ahora me dirás quien eres o prefieres mantener tu versión de “Nuevo vigilante del Ministerio”? – Preguntó la niña acercándose al desconocido y tendiéndole la mano. – Yo soy Fly Kelsey, segundo curso de la casa Slytherin. – Carraspeo y sonrío. - ¿Ahora me dirás quien eres?
Fly observó con curiosidad lo que hacía aquel hombre feo. Cuando se quitó la capucha, Fly vio que estaba en lo cierto: era un hombre feo. Bueno, más que feo. Pero aquello fue lo que menos sorprendió a la pequeña Fly. Ambas cejas se alzaron en su rostro, y sus labios quedaron apretados. ¿Por qué? La pequeña no tardó mucho en mostrarlo. Segundos después la pequeña había roto a reír a carcajadas. No podía soportar aquello. Había sido humillante. La expresión del rostro de aquel desconocido mostraba el ego que guardaba en su interior. La pequeña contuvo la respiración intentando frenar su risa. Pero le resultó imposible. - ¿Qué… - No podía. Volvió a recobrar el aliento. Frenó su risa y miró hacia otro lado intentando no volver a reír. - ¿Qué te pasa en la cara? ¿Necesitas ir al baño? – La niña no pudo soportarlo y volvió a reírse de aquel desconocido. Menos mal que Hogwarts era un lugar seguro y que el sin nariz había desaparecido, que si no, podría resultar incluso peligroso burlarse de las malformaciones ajenas. Aunque eso era algo que no entraba en la cabeza de una niña de doce años. ¿Preocuparse? ¿Para qué?
Los juegos con círculos y palos quedaron atrás cuando la pequeña desistió al no ver lo que pintaba. ¿Por qué habría tan poca luz de noche? ¿No podría tener la luna un farolillo y alumbrar un poco más?
-Si tuviera, no te daría. – Comentó la niña encogiéndose de hombros. - ¿Y ahora me dirás quien eres o prefieres mantener tu versión de “Nuevo vigilante del Ministerio”? – Preguntó la niña acercándose al desconocido y tendiéndole la mano. – Yo soy Fly Kelsey, segundo curso de la casa Slytherin. – Carraspeo y sonrío. - ¿Ahora me dirás quien eres?
Invitado- Invitado
Re: Buscando a los superviviente.(Libre)
Comencé a dar vueltas sobre aquel pequeño descampado debido al nerviosismo que residía dentro de mi cabeza, ni intentando poner la mente en blanco podía pensar bien, la palabrería de aquella niña resonaba dentro de mi cabeza y cada vez comenzaba a darme peores síntomas. Asentí con la cabeza a su pregunta sobre si me había dedicado al Quidditch, lo había practicado bastante en mis tiempos de colegio, era un buen jugador y un año fui nombrado mejor golpeador, Slytherin tuvo años gloriosos en ese deporte durante los años que yo residía en el colegio e incluso llegó a ganar la Copa de la casa alguna vez que otra, unos años dorados para la casa, nada que ver con los últimos años donde los alumnos que han salido son totalmente indefensos, demasiado blandos y como no los Gryffindor les dejan hasta por inferiores, pobre de ellos, tanto sacrificio de sus antepasados y anteriores personas para que hagan esto. - Sí, era golpeador querida. - tragué saliva y añadí una última observación. - Para ganar se necesita sacrificio, por lo que veo te has sacrificado tú bastante y eso que tienes cuanto... ¿12 años? - puse mi dedo sobre mi boca quedándome un tanto pensativo.
Hice unos extraños símbolos sobre la corteza de los árboles, si alguien de los míos pasaba por allí y veía aquello sabría que estaba vivo. Volteé mi cuerpo cuando escuché un extraño sonido procedente de la niña, ¿de que se reía? Me acerqué lentamente hacia ella y hice varias muecas con la cara. - ¿Acaso tengo pinta de payaso? ¿Te hago gracia? - puse mis manos sobre mi pecho y solté una sonrisa forzada.
Iba a dejar de seguirle el juego, aquello ya me estaba cansando, necesitaba un escarmiento y un leve susto aquella niña. - No te estoy mintiendo soy el vigilante del Ministerio. - asentí con la cabeza dando a conocer segundos después cual era el nombre que ocultaba aquella pequeña. - ¿Tú de Slytherin? - pregunté intentando contenerme la risa durante unos segundos. - Vale comprobarás quién soy, ¿te gustan los pájaros? ¿Y los búhos? - saqué la varita de mi bolsillo y apunté con ella a un búho que había sobre una rama. -!Avada Kedavra! - un rayo de luz salió de mi varita impactando de lleno en aquel búho, se desplomó hacia el suelo cayendo a los pies de la niña. - ¿Alguna pregunta más? - hice una leve referencia mientras metía la varita en mi bolsillo, ya no diría soeces durante la noche.
Hice unos extraños símbolos sobre la corteza de los árboles, si alguien de los míos pasaba por allí y veía aquello sabría que estaba vivo. Volteé mi cuerpo cuando escuché un extraño sonido procedente de la niña, ¿de que se reía? Me acerqué lentamente hacia ella y hice varias muecas con la cara. - ¿Acaso tengo pinta de payaso? ¿Te hago gracia? - puse mis manos sobre mi pecho y solté una sonrisa forzada.
Iba a dejar de seguirle el juego, aquello ya me estaba cansando, necesitaba un escarmiento y un leve susto aquella niña. - No te estoy mintiendo soy el vigilante del Ministerio. - asentí con la cabeza dando a conocer segundos después cual era el nombre que ocultaba aquella pequeña. - ¿Tú de Slytherin? - pregunté intentando contenerme la risa durante unos segundos. - Vale comprobarás quién soy, ¿te gustan los pájaros? ¿Y los búhos? - saqué la varita de mi bolsillo y apunté con ella a un búho que había sobre una rama. -!Avada Kedavra! - un rayo de luz salió de mi varita impactando de lleno en aquel búho, se desplomó hacia el suelo cayendo a los pies de la niña. - ¿Alguna pregunta más? - hice una leve referencia mientras metía la varita en mi bolsillo, ya no diría soeces durante la noche.
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Re: Buscando a los superviviente.(Libre)
La pequeña no era consciente del peligro que podía correr por burlarse de un desconocido, y más cuando este desconocido no tramaba nada bueno por los terrenos de Hogwarts. Pero por suerte o por desgracia, Fly no sabía que aquel desconocido era una persona realmente peligrosa, por lo que continuo con su comportamiento infantil y despreocupado. – No te pongas tan profundo, hombre feo. – Comentó la niña moviendo una de sus manos con indiferencia. Fly era de ese tipo de personas que no se preocupaban por lo que pudieran acarrear sus actos, quizá por su edad, o quizá la niña sería realmente así. Otra de las cosas que caracterizaban a la pequeña era su falta de seriedad. No entendía la necesidad que tenían los mayores de tomarse las cosas tan a lo personal y darles ese toque existencialista que tanto caracterizaba a los adultos. - El Quidditch es para pasárselo bien, no para profundizar sobre pelotas que te dan en la cara y te dejan la cara… Destrozada. Como la tuya. – Se encogió de hombros.
El hombre feo preguntó que si era un payaso o que si le hacía gracia. Fly odiaba los payasos, así que no, mucha pinta de payaso no tenía aquel hombre, sino, no estaría tan tranquila hablando con él. En cuanto al hecho de hacerle gracia… Le resultaba lo tremendamente gracioso que era aquel hombre. Era cierto que su cara le resultaba cómica, pero su comportamiento, no se quedaba atrás en ser estrambótico.
Fly estaba casi segura que aquel hombre ni era un Vigilante del Ministerio, ni tenía la intención de decirle quien era. – Ya, yo soy Caperucita Roja, pero me dejé la caperuza y la cestita en la Sala Común. – Añadió la niña irónicamente. No le gustaba que mintieran, y menos cuando parecía que lo hicieran porque era pequeña. ¿Por qué los mayores tenían la manía de tratarla como si tuviera ocho años? ¡Fly tenía doce y era mucho más madura que los niños de su edad! O al menos, eso creía ella. – Sí, es que Slytherin no sólo admite a gente sin nariz, por si no lo sabías. – Añadió la niña haciendo alusión al Señor Tenebroso que tantos habían temido meses atrás.
El hombre preguntó a la pequeña que si le gustaban los pájaros y los búhos. A Fly le gustaban casi todos los animales, incluidos los pájaros, pero los búhos… ¿Para qué servían los búhos? ¿Para hacer ruidos raros por la noche y asustar a las personas que merodean por el lugar? ¿Para mirarte con esos grandes ojos? Bueno, no servían para gran cosa, eran como los Hufflepuffs del mundo animal. Un haz de luz verde salió de la punta de la varita del desconocido y dio de lleno contra un animal que había en una rama. La niña se giró tras oír como algo caía y golpeaba el suelo y vio como un búho quedaba tendido en el suelo sin vida. – Prefería que hubieras dado a un Hufflepuff. Ya que usas una maldición imperdonable, que sirva para algo, ¿No? – Preguntó la niña al tiempo que se acercaba al pequeño búho y lo cogía entre sus manos. – Ahora al menos no hará ruidos raros por la noche. – Se encogió de hombros y dejó el pequeño animal sobre el tronco en el que antes había estado sentada, tapando el pequeño cuerpo con hojas. – Eso es que no vas a decirme quien eres, ¿Verdad? – Añadió la pequeña sin mirar al desconocido mientras proseguía tapando el cuerpo del ave.
El hombre feo preguntó que si era un payaso o que si le hacía gracia. Fly odiaba los payasos, así que no, mucha pinta de payaso no tenía aquel hombre, sino, no estaría tan tranquila hablando con él. En cuanto al hecho de hacerle gracia… Le resultaba lo tremendamente gracioso que era aquel hombre. Era cierto que su cara le resultaba cómica, pero su comportamiento, no se quedaba atrás en ser estrambótico.
Fly estaba casi segura que aquel hombre ni era un Vigilante del Ministerio, ni tenía la intención de decirle quien era. – Ya, yo soy Caperucita Roja, pero me dejé la caperuza y la cestita en la Sala Común. – Añadió la niña irónicamente. No le gustaba que mintieran, y menos cuando parecía que lo hicieran porque era pequeña. ¿Por qué los mayores tenían la manía de tratarla como si tuviera ocho años? ¡Fly tenía doce y era mucho más madura que los niños de su edad! O al menos, eso creía ella. – Sí, es que Slytherin no sólo admite a gente sin nariz, por si no lo sabías. – Añadió la niña haciendo alusión al Señor Tenebroso que tantos habían temido meses atrás.
El hombre preguntó a la pequeña que si le gustaban los pájaros y los búhos. A Fly le gustaban casi todos los animales, incluidos los pájaros, pero los búhos… ¿Para qué servían los búhos? ¿Para hacer ruidos raros por la noche y asustar a las personas que merodean por el lugar? ¿Para mirarte con esos grandes ojos? Bueno, no servían para gran cosa, eran como los Hufflepuffs del mundo animal. Un haz de luz verde salió de la punta de la varita del desconocido y dio de lleno contra un animal que había en una rama. La niña se giró tras oír como algo caía y golpeaba el suelo y vio como un búho quedaba tendido en el suelo sin vida. – Prefería que hubieras dado a un Hufflepuff. Ya que usas una maldición imperdonable, que sirva para algo, ¿No? – Preguntó la niña al tiempo que se acercaba al pequeño búho y lo cogía entre sus manos. – Ahora al menos no hará ruidos raros por la noche. – Se encogió de hombros y dejó el pequeño animal sobre el tronco en el que antes había estado sentada, tapando el pequeño cuerpo con hojas. – Eso es que no vas a decirme quien eres, ¿Verdad? – Añadió la pequeña sin mirar al desconocido mientras proseguía tapando el cuerpo del ave.
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Re: Buscando a los superviviente.(Libre)
¿Profundo? ¿Yo? Aquella niña no conocía con quién estaba hablando, no solía mostrar sentimientos hacia nadie, en aquella guerra que libramos hace unos meses acabé con multitud de vidas, no me fue difícil arrebatar vidas a unos simples estudiantes o en antaño a padres de algunos estudiantes que ahora mismo son huérfanos. No tenía corazón para nadie ni para aquella niñita, ¿por qué no había acabado aún con ella? Demasiado obvio, levantaría las sospechas de todo el colegio y de nuevo investigarían hasta encontrarme, les atacaríamos cuando encontrase a los fieles súbditos restantes al señor tenebroso. Sonreí forzadamente ante sus palabras fijando mi vista de forma incrédula sobre ella, no iba a esperar demasiado tiempo por allí esperaba que aquellas marcas encauzaran a los otros mortífagos sobre mi situación.
- El Quidditch es para inteligentes, querida y tú por lo que veo no lo eres. - metí ambas manos en los bolsillos, un ruido se había escuchado a lo lejos, ¿qué era eso? ¿Centauros? ¿Bicornios? - Claro querida te pareces mucho a caperucita. - le dí la razón sin entrar mucho al trapo, aunque la gota que colmó el vaso fue cuando habló de los sin nariz dándome a entender sobe el señor tenebroso, en otra época no habría hablado así y le habrían cortado la lengua, se había perdido todo el respeto hacia él.
Aquel búho ya descansaría en paz, la niña lo enterró entre las hojas, aún así no se había amedrantado por aquella causa y seguía diciendo sandeces por su boca. ¿Un Hufflepuff? Demasiado fácil para mí, Hufflepuff la casa de relleno de Hogwarts, estaba la más grande que era Slytherin, luego los ineptos Gryffindor, los empollones de Ravenclaw y Hufflepuff, ¿qué era? - No, no te diré quien eres y creo que no te inmiscuye saber como me llamo, una niña con una boca tan grande y larga no se merece saber mi nombre. - sonreí extrañado, las hojas volvían a moverse y algo merodeaba por los alrededores, no podía dejar que me vieran. - Espero que tengas una feliz noche y vuelvas sana al colegio, nos volveremos a ver. - desaparecí de aquel lugar fugazmente como las estrellas, mi paseo por el bosque prohibido había sido bastante inútil, iba a tener que comenzar a buscar en otros lugares.
- El Quidditch es para inteligentes, querida y tú por lo que veo no lo eres. - metí ambas manos en los bolsillos, un ruido se había escuchado a lo lejos, ¿qué era eso? ¿Centauros? ¿Bicornios? - Claro querida te pareces mucho a caperucita. - le dí la razón sin entrar mucho al trapo, aunque la gota que colmó el vaso fue cuando habló de los sin nariz dándome a entender sobe el señor tenebroso, en otra época no habría hablado así y le habrían cortado la lengua, se había perdido todo el respeto hacia él.
Aquel búho ya descansaría en paz, la niña lo enterró entre las hojas, aún así no se había amedrantado por aquella causa y seguía diciendo sandeces por su boca. ¿Un Hufflepuff? Demasiado fácil para mí, Hufflepuff la casa de relleno de Hogwarts, estaba la más grande que era Slytherin, luego los ineptos Gryffindor, los empollones de Ravenclaw y Hufflepuff, ¿qué era? - No, no te diré quien eres y creo que no te inmiscuye saber como me llamo, una niña con una boca tan grande y larga no se merece saber mi nombre. - sonreí extrañado, las hojas volvían a moverse y algo merodeaba por los alrededores, no podía dejar que me vieran. - Espero que tengas una feliz noche y vuelvas sana al colegio, nos volveremos a ver. - desaparecí de aquel lugar fugazmente como las estrellas, mi paseo por el bosque prohibido había sido bastante inútil, iba a tener que comenzar a buscar en otros lugares.
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